Moviéndose así puede tener al hombre que quiera
La noche comenzaba algo tarde, pero prometedora.
Camino a la Maestra Vida, una salsoteca a la que jamás había entrado, pese a las muchas invitaciones que recibí para ir, y que siempre me había llamado la atención...
La lluvia había hecho que las calles de mi amado Bellavista estuvieran más despejadas que lo habitual, eso sumado a que era un día miércoles, me hacía a la idea que durante esta velada no pasaría mucho más que caminar mojada hacia el lugar de la música.
Cuando habíamos llegado, mi amiga saludó casi a todo mundo... ella siempre va a bailar a ese lugar y conoce a casi todos quienes trabajan ahí, saliendo con ella yo era su +1 de la noche.
Nos bebimos una piscola muy cariñosa que el barman, amigo de mi compañera, nos preparó. Hacia el final de ella el lugar se llenaba, mi cabeza comenzaba a volar y nuestra mesa se hacía mas grande con toda la gente que también era asidua al bar.
Entonces comienza la música en vivo... un contrabajo eléctrico me comenzó a enloquecer un poco y todos los recuerdos de la orquesta a la que pertenecí durante años se mezclaron con los recuerdos de un amigo, quien que ha sido, hasta el momento, el mejor profesor de salsa que he tenido. Ambas pérdidas me resultaron muy difíciles en diferentes formas.
El ritmo me invadía y mi cuerpo quería responder, el sonido de ese contrabajo me tocaba la boca el estómago y el centro del pecho. Ya me sentía un poco en trance, cuando mi amiga me interrumpe mis variaciones mentales diciéndome:
"Cuando tengas contrabajo, de nuevo, toca salsa! Con esa pinta, esas piernas y un contrabajo de madera antiguo vas a matar tocando ahí arriba".
Ese comentario de ella fue increíblemente decisivo en mis variaciones, su seguridad en que voy a tener un contrabajo de nuevo me contagió de un optimismo inesperado tanto en el mismo instrumento como en el hombre que me enseñó a moverme correctamente con aquella música.
Disfrutaba mucho dejando mi cuerpo moverse como quisiera, dejándose llevar por todos los matices, voces y sabrosura de la música. Entonces, un chico me invitó a bailar y yo acepté, explicándole que no bailaba muy bien...
El chico me guió bastante bien, y yo trataba de recordar más o menos todo lo que mi amigo me había enseñado un par de semanas atrás... El resultado fue espantoso a mi parecer, me costaba mucho seguirlo y dejarme guiar, me daba una suerte de risa vergonzosa cada vez que él intentaba hacer algo y yo fallaba el movimiento.
En uno de esos giros me encontré con ellos, a decir verdad choqué con ellos. Eran una pareja de alrededor de unos 56 años que bailaban de una forma en que se notaba una magia muy mística entre ellos y una cohesión de una pareja que se conoce hace muchos años.
Perdón, dije yo.
Tranquila "mija", dijo el señor.
Y esas dos palabras bastaron para que yo lo supiera, eran colombianos, al igual que el amigo en quien estaba pensando desde que entré a ese lugar.
Cuando se produjo ese choque le dije al tipo con el que bailaba que mejor lo dejábamos hasta ahí, que me costaba mucho seguirlo, y así dejamos de bailar.
Me concentré mucho rato en ver como bailaban esa pareja de colombianos y disfruté mucho ver cómo se movían y cómo sin decir nada con la boca se comunicaban en un lenguaje de miradas y movimientos.
Ella era muy sensual, sus movimientos eran cautivadores y él la guiaba casi sin que se notara lo que pasaba pero era firme en sus decisiones en lo que hacía... Cuando se fueron a sentar, me fui detrás de ellos.
Buenas noches, les quiero decir que son una muy buena pareja de baile, les dije con una de las sonrisas más amplias que tengo para exhibir.
Muchas gracias, dijo ella
¿De qué parte de Colombia son?
Medellín
Y entonces, después de decirles que conocía Bogotá y que amaba esa ciudad, que gracias a ella y a tanto parcero que he conocido, amaba también a Colombia completo les pregunté frescamente, si podía sentarme con ellos un momento.
Les pregunté lo típico y algo más. Y supe que estaban de vacaciones que llevaban toda una vida juntos; tenían dos hijos; que aunque era difícil, construían una relación a diario y se valían mucho de lo bien que lo pasaban bailando para hacerlo.
Ellos representaban por mucho lo que yo quiero ser con alguien en algún momento. Una pareja que disfruta a pesar de los momentos de desamor, que se complementa y que se nota lo compañeros y firmes que han sido el uno para el otro a lo largo de sus vidas, a pesar de las dificultades. Tal vez como la imagen que tengo de mis padres. Y de lo que serían si mi mamá no hubiese partido tan pronto.
Ellos también me preguntaron algunas cosas como qué hacía y qué estudiaba hasta que llegaron a la típica pregunta de si tenía novio o algo y les dije que no, pero que un compatriota suyo me llenaba la cabeza por ese momento. Que hacía muy poco que lo había conocido y perdido, después de una semana muy cargada de emociones de varios tipos; que era algo mayor; que todo le chupaba un huevo,** a veces pienso que ese todo me incluye; que le gustaba el arte; que él sentía que yo le ordenaba las ideas... y que claro él era quién más me había enseñado a bailar salsa, pero aunque con él no me costaba mucho, cuando bailaba con otros hombres me complicaba entera.
Y entonces ella me dijo certeramente: Con él no te cuesta porque te gusta.
Su marido me dijo que tenía que relajarme y que aunque había muchas personas que marcaban situaciones tenía que aprender a compartir con otros individuos aprendizajes hechos con personas especiales.
Y luego dijo mirando a su mujer: Mi amor, ¿Le molesta si le enseño algo de la seducción de la salsa?
Y ella me dijo: Sólo si la va a usar con quién se lo merezca.
Por respuesta lo único que atiné a hacer fue esbozar una sonrisa nerviosa con la que el se puso de pié y como el caballero que es me ofreció su mano que yo acepté gustosa y algo avergonzada.
No sé si fue porque habíamos hablado o porque él era colombiano y mi subconsciente operaba en su favor pero con él tampoco me resultaba tan difícil bailar y dejarme guiar.
Comezó la segunda parte de mi aprendizaje, me dijo que bailaba bastante bien pero que me faltaba jugar más, le dije que con salsas más rápidas me era más fácil moverme, él me explicó que si balar rápido era correcto pero que la mujer que lograba pasar de un paso rápido a uno lento era más seductora, que dejara que las miradas se tomaran la palabra y que me hiciera querer con la música, que me dejara desear, que diera cuerda y luego la cogiera.... entre varias otras cosas que quedaron para mí
Entonces jugué.
Jugué a probar. Me dejé llevar por la música y aunque a vista del resto tal vez nada varió en mis movimientos yo me sentía diferente y al parecer a él también le parecí diferente porque llegó a decirme:
Señorita, moviéndose así puede tener al hombre que quiera. Es muy buena aprendiz.... Ya va a ver que la próxima vez que baile con ese hombre, lo enloquece. Y si no enloquece, déje así. No vale estar perdiendo el tiempo con quien no se interesa.
Con esas palabras la noche que hasta el momento era buena se transformó en maravillosa... volvimos a la mesa y la señora me felicitó y entre bromas y seriedad le decía a su marido que era un coqueto (efectivamente lo era). Y me dijo que bailaba bien y que dejarse llevar era la clave.
Conversamos algo más, y me retiré de la mesa para dejarlos tranquilos y encontrarme con mi amiga para contarle algo de lo que había conversado. Los vi bailar un par de veces más antes de retirarse del lugar no sin antes despedirse muy atentos.
Yo me quedé esa noche hasta que cerraron el lugar, bailé mucho y disfruté como hacía tiempo no lo hacía, con una sensación tan rica que se aumentaba por las piscolas que había bebido.
** Que todo te chupe un huevo quiere decir, en Argentina, que todo te importe nada.
Muchas gracias por quien se de el tiempo de leer hasta el fin, es una noche real, algo modificada en favor del cuento. Está cargada de muchas emociones muy mías y tal vez está escrita solo para mi.
Y muchas gracias a Mapapo por hacer posible la noche! :)
La hice pública por si a alguien, aparte de a quien se la doy como regalo de despedida, le interese leerla.
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3 Ósculos cibernéticos:
Sólo te digo que no necesitas que te lo repitan, simplemente confía en ti :)
tranquiliza un poco cuando la vida te hace conocer a la gente correcta; a veces, hasta pareciera que le da sentido a lo que uno pierde.
está bueno tu blog naya :D esto es como bellavista en cien palabras jajaja
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